El empleado de una fábrica siente preocupación hacia el aumento de despidos que desde un tiempo se han producido, sus compañeros son sustituidos por nuevos trabajadores y le preocupa ser pronto otro número a reemplazar. Otra cosa que es además muy sorprendente es que los nuevos contratados tienen todos un aspecto muy similar, pero no le da más importancia hasta que es testigo de algo realmente inusual: a uno de los nuevos empleados al caerle una herramienta al suelo no hace el cotidiano gesto de agacharse y cogerla, lo que hace es extender su brazo en longitud hasta llegar con la mano a la pieza caída sin mover el resto del cuerpo.
Esto sí que ya es muy raro.
Relato con intriga de la mano de uno de los más prominentes autores de bolsilibros y un aviso a poner atención en el entorno de trabajo.
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