Me gusta que la portada de un libro sea original, que no sea la fotografía de un cuadro cuya imagen, caducados los derechos de edición, se pueda usar como un recurso fácil y barato.
También me gusta que la imagen de la portada haga referencia a alguna escena determinada, de importancia, pero que a la vez no revele demasiado, no ofrezca demasiada información sobre el relato.
Todo ésto lo tiene la portada de Rebeca, la famosa novela que Hitchcock llevó a la gran pantalla. El dibujo lo firma Ballestar y me gusta el tono verde del vestido de la mujer que mira, absorta, un cuadro: la escena es importante y leyendo la novela, llegado el momento, piensas "ah, ésta es la imagen que muestra la portada".
La obra de esta autora es distinta de la obra del cineasta pues en el libro, De Winter mata a su esposa Rebeca, pero escapa de la justicia pues al revelarse el diagnóstico de cáncer todos creen que la bella mujer puso fin a su vida.
Qué distinto, ¿verdad?