La bella historia de Bella, que con su bondad amansa a la fiera, a Bestia.
Cocteau la convirtió en una bella película,
con delicados detalles como el castillo encantado en el que los candelabros extienden sus brazos
y las esculturas siguen con su mirada los movimientos de sus habitantes.
Sencillos trucos de cámara acompañan la historia de manera mágica,
la eterna historia de la maldad manifiesta o la que acecha,
pues muchas veces la percepción de lo exterior,
priva de apreciar el verdadero interior.
Sin palomitas, por favor.
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