@MagdaRevetllat
Es duro dejar a quienes durante 2000 páginas se han convertido en mis compañeros cotidianos, pero una vez terminada la trilogía marciana tengo que despedirme de ellos:
John, el primer hombre en Marte que vuelve al planeta para fundar una colonia estable. Frank, que intentará llevar las cosas a su propia manera con o sin la ayuda de Maya. Ann, que llorará al ver perdido el Marte original por la terraformación tan deseada por algunos. Sax, que se adelantará a los acontecimientos diseñando sistemas y herramientas. Desmond, alias Coyote, polizón en la primera nave que viaja a Marte y parte activa de la resistencia al control que la Tierra quiere ejercer. Nirgal, uno de los primeros nativos, alto y esbelto por haber nacido y crecido en la baja gravedad del planeta rojo. Maya, cautivadora, será pareja de Frank y después de John y será parte principal en el desarrollo de la civilización en Marte. Art, que llegará en calidad de infiltrado pero que pronto será un importante mediador para la construcción de una nueva sociedad. Nadia, con voluntad de construir construirá las bases del nuevo mundo. Arkadi, pura energía, será partidario desde el principio de la terraformación, aunque no estuviera previsto que la primera colonia la iniciara. Michael, el psicólogo que tiene a cargo la salud mental de las cien personas de la primera misión, los míticos cien primeros, que extraña los azules cielos de su Provenza natal. Hiroko, que con su personal manera de entender el mundo, creará una sociedad aparte.
En el primer viaje cien personas, cincuenta hombres y cincuenta mujeres, se dirigen a Marte en un viaje de meses en el que ya surgen diferentes estrategias para el inicio de la nueva vida. Son científicos escogidos en un largo proceso y, en el último paso de la selección, han convivido en las duras condiciones climáticas de la Antártida durante un año, así han empezado a adaptarse a lo que será su nueva vida en otro planeta. A la nave en la que viajan la acompañan otras naves que transportan herramientas, maquinaria y material con el que construirán la primera estación permanente y una vez allí la disyuntiva: empezar o no la terraformación, lo que supone la desaparición del planeta original y con ello la posibilidad de estudiarlo.
Pronto surgirán otros problemas como el control que desde la Tierra se quiere ejercer, los distintos grupos que llegarán y fundarán otras colonias de manera que árabes y chinos se sumarán a los rusos, americanos y japoneses. Todos deberán formar un frente común para mantener su autonomía, a la vez que ayudar a su planeta de origen que está en peligro por el cambio climático y cuyas playas han desaparecido por lo que la población debe refugiarse en lugares altos.
Pero Marte no será la última frontera y en Marte azul se narrará la conquista del sistema solar, de las lunas de los grandes planetas y de la formación de repúblicas aisladas en pequeños asteroides.
Una obra, repartida en tres libros, de la llamada Ciencia-Ficción realista, género defendido por su autor Kim Stanley Robinson, sustentada por los estudios que la NASA realiza para la colonización de Marte.
Recomendable leerla seguida, y es que por otra parte es difícil dejarla a medias.
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