@MagdaRevetllat
Un niño es enviado durante unas semanas a vivir con sus tíos. La razón es que su hermano ha enfermado, tiene el sarampión, y al ser una enfermedad contagiosa por recomendación médica los hermanos son separados.
El pequeño protagonista está desolado pues, no solo se verá privado de la compañía de su hermano, compañero de juegos y aventuras, sino que pasará semanas en un piso y echará de menos su casa con jardín en el que jugar.
Pero cual no será su sorpresa que, por casualidad, al bajar a medianoche y abrir la puerta del patio trasero donde se supone que solo hay coches aparcados, verá un maravilloso jardín que, noche tras noche, cambiará de estación: a veces será verano, a veces invierno.
Así, noche tras noche, explorará el lugar, patinará sobre hielo, y hará una sólida amistad con una niña que, de manera misteriosa, será mayor en cada nueva visita al jardín.
¿Fantasía, sueño, realidad, viaje en el tiempo, dimensiones paralelas? Quién lo puede saber, lo que es seguro es que todo empieza cuando el reloj de pared da las trece de la noche.
Sí, las trece.
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