En 1964 se llevó a la gran pantalla la novela Soy leyenda de Richard Matheson, una apocalíptica visión del futuro en la que los humanos serán exterminados por una nueva raza.
Vincent Price dio vida a este personaje solitario en un filme en blanco y negro que refleja toda la soledad, la desesperación y, a la vez, la energía para combatir a estos nuevos seres.
Más tarde vendrían otras versiones cinematográficas, la primera protagonizada por Charlton Heston y la segunda por Will Smith, pero esta con medios más modestos, con la voz en off del personaje que deambula por una ciudad desolada y se refugia cada noche en su casa, es un ejemplo de cómo el cine se convierte en clásico.
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