Sin las tecnologías actuales se construyeron estas obras de ingeniería y arte, y el libro hace un extenso recorrido de lo que supuso aquella aventura.
Desde la importancia de los maestros de obra, que se sucedían a lo largo de las décadas de construcción de los templos, el diseño de planta, las proporciones de las partes que conforman el total, la cimentación de la base y el levantamiento de muros con sus arcos y columnas, las bóvedas y los techos decorados. Y las torres, con sus campanas para llamar a los fieles a la oración y como puestos estratégicos en tiempos turbulentos.
Curiosidades como las soluciones al drenaje del agua, que era expulsada alejándola de los muros para evitar la erosión de los mismos, y que en ocasiones se expresaron en las fantásticas gárgolas, o las marcas del cantero que, como runas élficas, marcaban la autenticidad del trabajo del maestro de oficio, o los colores que rellenaban suelos y muros y daban una viveza interior, hoy desaparecida.
Las ilustraciones, dibujos a pluma, lápiz, grabados y un mapa de las catedrales de Europa completan este magnífico documento.
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