lunes, 11 de diciembre de 2023

Estación Hawksbill, de Robert Silverberg

 Una prisión de alta seguridad, nadie puede escapar, pero no está enclavada en el espacio, en un satélite, o bajo tierra: Está en el pasado.

Los disidentes políticos con el régimen establecido son enviados a la era del período Cámbrico, cuando la vida en la Tierra era marítima, todavía no había peces, casi no había tierra, el suelo era desnuda roca con algún atisbo de musgo y los continentes estaban lejos de la forma actual. Los presos pueden vagar a sus anchas por ese lugar y tiempo pero poco hay que ver, pescan los trilobites del mar y de ello se alimentan, además de las provisiones que les son enviadas del futuro o de Arriba, como ellos lo denominan. También reciben otros suministros como material de construcción, sanitario, libros y algunos alimentos.

Todos los enviados a esa época del pasado son hombres, también hay mujeres en esa cárcel tan peculiar pero no han sido enviadas a la misma era para que no generen una nueva raza que pueda evolucionar y alcanzar al homo sapiens y sus congéneres.

Es interesante el proceso histórico de Estados Unidos narrado por el autor, un país que abandona la democracia y se convierte en algo distinto y que envía a sus enemigos al pasado. Y puede resultar chocante la actitud del protagonista cuando convivía con Janet a quien conoció en las reuniones del grupo revolucionario. Todo ello, evolución histórica y personajes contrarios a la política del país, configuran el relato y la novela se mueve entre el día a día de los presos en una Tierra antigua y sus vivencias como revolucionarios hasta que fueron detenidos por las fuerzas de seguridad del gobierno al que se oponen.

Una visión del futuro de un país en un libro publicado en 1968.





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